La vida útil de una construcción depende de diferentes factores, entre ellos, del tipo de material que la componga. Su capacidad de soportar durante su vida útil las diferentes condiciones físicas y/o químicas a las que se verá expuesta va a definir el concepto de durabilidad. Si cumple con el objetivo de estabilidad y resistencia sin perder en exceso su utilidad se puede decir que la capacidad será óptima.
¿Cuánto dura un edificio? La vida útil de una construcción implica un periodo de tiempo, desde su puesta en servicio, en el cual mantiene su funcionalidad, seguridad y aspecto.
Cada tipo de material presenta diferentes grados de estas dimensiones por lo que requieren de diferente conservación. El CTE (Código Técnico de la Edificación) identifica el periodo de servicio con vida útil de los edificios de España y este es diferente para la madera, el acero, el hormigón armado, el metal y el concreto.
Las estructuras de madera brindan décadas de servicio confiable siempre que las técnicas de construcción y mantenimiento sean adecuadas. Existen una gran cantidad de aplicaciones donde la madera es el material de elección.
Es un material resistente a la humedad ambiental alta, a la corrosión por químicos, al aire marino o a los gases industriales en contraposición al cemento o acero.
Por este motivo es el material elegido por excelencia para conseguir la máxima vida útil de una nave industrial que almacene químicos o torres de enfriamiento.
Por lo general una estructura de madera puede llegar a ser muy duradera: alrededor de 100 años para una vivienda, siempre que se le dé un mantenimiento adecuado.
La vida útil del hormigón se fija en el proyecto y no puede ser inferior a:
En cuanto a las estructuras de acero se ha de implementar un principio básico para evitar su degradación y que la estructura sea durable. Para ello, debe lograrse el máximo aislamiento del agua y se aplican medidas de evacuación rápida de agua, para que esté el mínimo de tiempo en contacto con la estructura.
Las estructuras metálicas se ven afectadas principalmente por las condiciones atmosféricas y los contaminantes. Ambos producen corrosión como óxido de hierro, también conocido como herrumbre. Para alargar la vida y preservar estas infraestructuras se han de preservar de la lluvia, el viento y la salinidad.
Este es el material que más se utiliza mundialmente en la construcción de gran parte de las infraestructuras y viviendas. Dependiendo de las medidas que se instauren durante la construcción y teniendo en cuenta las condiciones ambientales, el tipo de edificio y la climatología la durabilidad será diferente.
Dependiendo del tipo de material con el que se realice la estructura se requieren un determinado conjunto de acciones para alargar su durabilidad y evitar su deterioro. Cada material tiene diferentes características.
Tanto en su construcción como en su mantenimiento se han de tener en cuenta los siguientes parámetros:
En este tipo de estructuras se deben realizar revisiones cada año en aspectos como fisuras, grietas o flechas en vigas o forjados.
Para un correcto mantenimiento de las estructuras metálicas, estas no deben ser modificadas en sus pilares o vigas más que por un técnico. La sobrecarga de algunas estructuras puede llevar a agotamientos y provocar deformidades o roturas.
Este material tiene la ventaja de que requiere muy poco mantenimiento y las manchas de superficie pueden ser removidas con facilidad.
El mantenimiento y durabilidad de las estructuras va a ser diferente dependiendo del tipo de material. Cada uno de ellos (madera, acero, concreto, metales u hormigón armado) tiene una durabilidad diferente, pero con un adecuado mantenimiento y las revisiones periódicas de un profesional, se puede lograr que esta sea la máxima para cada material. Los proyectos de reparación y refuerzo estructural de Ingenieros Asesores se crean con ese objetivo.