La ingeniería civil y obra civil o pública es históricamente una de las disciplinas más antiguas dedicadas a la construcción. El principal cometido de la obra pública es el desarrollo, construcción y mantenimiento de infraestructuras fundamentales para el correcto funcionamiento y bienestar de la sociedad.
Habitualmente es el estado el que encarga y financia la realización de este tipo de proyectos debido a su gran envergadura y coste. Además es necesario contar con un plan de mantenimiento una vez que la infraestructura está terminada y empieza a prestar el servicio para el que fue diseñada.
Básicamente pueden diferenciarse dos grandes campos de aplicación de la obra civil:
Este tipo de proyectos conllevan intervenciones complejas como la construcción de viaductos, túneles, obras de modificación del terreno… elementos que por su naturaleza y los materiales de los que se componen son susceptibles de desarrollar patologías que disminuyan notablemente su durabilidad y en algunos casos representen un riesgo para la seguridad de los usuarios.
El hormigón armado se considera una de las mejores técnicas en todo el mundo para la construcción de estructuras debido a su resistencia mecánica tanto a la tracción como a la compresión, a su flexibilidad y a su durabilidad.
A lo largo del tiempo el hormigón armado se ha ido mejorando para mejorar sus propiedades y conseguir alargar su vida útil. No en vano el hormigón no es un material que resista incorrupto indefinidamente y está destinado a sufrir un deterioro a causa de errores en el proyecto, una mala ejecución de la obra, agresiones externas y patologías.
La aparición de grietas y fisuras aceleran enormemente el proceso de destrucción del hormigón debido a que representan la puerta de entrada a agentes externos. Las causas más comunes de la aparición de este tipo de desperfectos son:
Existen otro tipo de procesos que afectan directamente a la durabilidad de las estructuras de hormigón y deben atajarse lo antes posible mediante intervenciones de saneamiento y rehabilitación siempre que sea posible para garantizar la resistencia de la construcción. Se trata de las patologías de origen químico. Las más conocidas son la aluminosis y la carbonatación:
Un programa de inspecciones técnicas y realizar un correcto mantenimiento es básico para garantizar la seguridad y durabilidad de una construcción. En Ingenieros Asesores somos expertos en patologías, prevención e intervenciones correctivas.