De la variedad de lesiones mecánicas que pueden sufrir los edificios, las grietas son una de las más alarmantes. Una grieta es una respuesta de una edificación para adaptarse a los cambios que se producen dentro o fuera de ella. En este artículo te explicaremos los diferentes tipos de grietas en edificios, cuáles son los orígenes más comunes y por qué es necesario monitorizarlas.
Antes de distinguir entre los diferentes tipos de grietas, es importante hacer otro tipo de distinción: la diferencia entre grieta y fisura.
Aunque puedan parecer lo mismo, estos términos deben ser utilizados de manera distinta porque:
Por lo tanto, si la lesión tiene un grosor de más de 1 milímetro de ancho y afecta al elemento constructivo, estamos ante una grieta.
Puede que te interese nuestro artículo Grietas estructurales peligrosas: cómo identificarlas para repararlas cuanto antes
Toda edificación es un elemento vivo: factores estacionales como la temperatura, la humedad o los movimientos del terreno ocasionan dilataciones o contracciones de los materiales, provocando de manera continua cambios geométricos. Estos, al mismo tiempo, dan lugar a la aparición de grietas en esquinas o zonas de unión de materiales.
Hay que tener en cuenta que incluso las construcciones recientes pueden sufrir en los años posteriores a su finalización, pequeñas grietas o fisuras porque la misma estructura se encuentra en una fase de asentamiento inicial.
Las grietas en los edificios pueden deberse a una variedad de factores, tanto internos como externos y son provocadas por una deformación previa del elemento constructivo.
Generalmente las grietas ocasionadas por factores internos están relacionadas con el diseño, la construcción y el mantenimiento. Estos factores pueden debilitar la integridad de la estructura del edificio y conducir a la formación de grietas. Algunos de estos ejemplos son:
Algunas de las principales causas de grietas ocasionadas de forma externa son:
En el siguiente vídeo se pueden ver las grietas ocasionadas en un bloque de vecinos ocasionadas por la construcción de un edificio colindante:
Para la evaluación de grietas en edificios, tener en cuenta su morfología permitirá conocer la causa y la acción que ha provocado la lesión, por eso se pueden distinguir entre: asientos diferenciales, cargas verticales, cargas horizontales, dilataciones y contracciones.
Se originan cuando el soporte bajo el muro se deforma de manera diferencial. En función de cómo sea el asiento, se pueden producir grietas de una u otra morfología
Las grietas verticales se producen cuando las cargas son mayores de lo que el muro puede resistir.
Las grietas horizontales, se producen cuando las cargas horizontales, son mayores de lo que el muro puede resistir. En función del tipo de carga, se puede originar una grieta u otra:
Como mencionamos previamente, también se producen grietas debido a los cambios de humedad y temperatura. La dilatación de un muro suele provocar roturas en otros muros, unidos a éste en ángulo. Estas grietas es habitual que sean más anchas en la parte superior del muro.
Por otro lado, la contracción de un muro provoca roturas en el mismo que, al contraerse, genera esfuerzos de tracción en sentido horizontal.
Una grieta que aumenta de tamaño es indicadora de que la patología está viva, por lo tanto, debe analizarse. A la hora de evaluar una grieta, ya sea para identificar su origen o para saber si pone o no en riesgo la construcción, es muy importante llevar a cabo una correcta toma de datos.
La monitorización a través de tecnología IoT permite, mediante un dispositivo equipado con sensores y un datalogger, recoger, enviar y analizar datos en continuo para así realizar una adecuada toma de decisiones en cuanto a la aplicación de medidas correctoras.