Vivienda sostenible, pasiva o bioclimática…en la actualidad la “nueva arquitectura” deja una amplia variedad de términos a la hora de referirse a construcciones respetuosas con el medio ambiente, que reducen el consumo energético y que a la vez cuentan con un diseño atractivo y vanguardista.
Y es que en un contexto de emergencia medioambiental donde la amenaza del cambio climático y la escasez de recursos están muy presentes, la arquitectura debe tomar partido con el uso de técnicas de construcción sostenibles, el uso de materiales que minimicen el impacto ambiental y la búsqueda de la eficiencia energética. ¿Pero cuál es la diferencia entre vivienda sostenible, pasiva o climática?
Hoy en día existen muchas dudas sobre los conceptos de vivienda sostenible, pasiva y bioclimática. A veces se usan indistintamente y, aunque pueden parecer similares y pueden tener alguna relación, en realidad cada uno de ellos implica cosas diferentes.
El término vivienda o casa sostenible es bastante genérico. Implica que durante su construcción se ha minimizado el impacto ambiental, que no requiere de gran cantidad de energía para su funcionamiento, es decir, que reduce al mínimo el consumo energético y que la energía que precisa proviene de fuentes renovables para evitar emisiones contaminantes al medio ambiente. Para que un hogar sostenible sea disfrutado como tal, debe tener presente la regla de las 3 ‘erres’: reducir, reciclar, reutilizar. Por ejemplo, una vivienda sostenible se puede caracterizar por:
Vivienda pasiva viene de ‘Passivhaus’, concepto constructivo que surge en Alemania en la década de los 90. Se trata principalmente de aquellas casas en las que, con una demanda muy reducida de energía, se garantiza el máximo confort a sus habitantes, reduciendo al mínimo el consumo de calefacción y refrigeración. Es por esto que el ahorro energético en las viviendas pasivas puede suponer entre el 70 % y 90 % respecto a los hogares convencionales.
¿Cómo es posible? Porque este tipo de construcciones han sido diseñadas con el objetivo de mantener las mejores condiciones ambientales en su interior, cumpliendo con unas exigencias de hermeticidad y confort que se fundamentan en estos principios básicos:
La principal diferencia entre vivienda bioclimática respecto a los dos anteriores tipos de viviendas es que esta se centra más en el diseño. Se podría decir que, desde el planteamiento inicial se piensa en llevar a cabo una construcción con “sentido” donde se tiene en cuenta el aprovechamiento de las ventajas naturales del entorno en términos de energía y confort térmico para reducir el impacto medioambiental.
El proyecto de una vivienda bioclimática pivota sobre los pilares de la captación de energía, el almacenamiento, el aislamiento y la protección, aprovechando recursos naturales como el sol y el viento y justificando la orientación de la construcción en función de la ventilación y la radicación solar.
Las características que debe tener un hogar bioclimático son:
En definitiva, aunque los conceptos de vivienda sostenible, vivienda pasiva y viviendo bioclimática se usan de manera indistinta, no implican lo mismo. Antes de plantear la construcción de una vivienda eficiente y respetuosa con el medio ambiente, hay que tener en cuenta factores como los objetivos que se desean conseguir a nivel de eficiencia y presupuesto.