El acero es un material que revolucionó la industria de la construcción porque ofrece infinitas posibilidades para el diseño de edificaciones. Las estructuras de acero se caracterizan por tener buenas propiedades físicas y mecánicas, con una alta resistencia a la flexión y a la compresión.
El acero es el resultado de la mezcla entre el hierro y el carbono, aunque también puede combinarse con otro tipo de componentes dependiendo de cual sea su aplicación final. Su importancia como material queda reflejada a través de construcciones icónicas que han marcado la historia de este sector y que constituyeron en su día una muestra visual de la llegada de una nueva era a principios del siglo XX: la Era Moderna.
Las estructuras metálicas tienen su origen en el siglo XVIII, pero las de acero como tal se popularizaron en la segunda mitad del siglo XIX. Durante esta época, se fueron refinando las técnicas de producción del acero, que era un material más industrializado y resistente que el hierro pudelado. Dotarlo de mejores propiedades mecánicas aceleró el impulso de la industria siderúrgica, y ya con la Revolución Industrial el acero se convirtió en el material más utilizado en la industria de la construcción, incluso por delante del hierro.
Las tres construcciones de acero que marcan un antes y un después en la historia de este material son:
Durante la primera mitad del siglo XX en países como EE. UU. las construcciones de acero tuvieron una gran acogida. Rascacielos como el Chrysler o el Empire State en Nueva York basaron su construcción en el acero. Como dato curioso, para este último edificio se necesitaron 60 000 toneladas de acero para construirlo. El puente de Brooklyn es otra de las estructuras de acero más icónicas, donde cuatro cables de acero sujetan la plataforma del puente al mismo tiempo que unen las torres de anclaje.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, el acero es un material presente en la mayoría de los proyectos de construcción. En sus diferentes formas y aleaciones, presenta unas propiedades físicas y mecánicas como la elasticidad, la resistencia a la corrosión o la ductilidad que lo han hecho idóneo para la construcción.
Como hemos visto, el acero es uno de los materiales más utilizados para la construcción de estructuras debido a una serie de características propias muy interesantes:
Además, algunas de sus principales ventajas como material estructural y de construcción son:
El acero estructural es uno de los mejores materiales para llevar a cabo construcciones de manera rápida, duraderas en el tiempo y sostenibles. Su uso ha sido clave en el desarrollo de las grandes urbes, ya que con él se pueden construir edificios, puentes o túneles.