Aunque cada país tiene en la actualidad distintos objetivos en materia de energía, la eficiencia energética continúa siendo una materia pendiente para muchos estados. En este contexto de transición hacia una economía más sostenible, los certificados blancos se posicionan como un mecanismo idóneo para fomentar y garantizar la eficiencia energética de organismos y compañías comercializadoras de energía eléctrica y gas natural.
La Directiva 2012/27/UE del Parlamento y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, relativa a la eficiencia energética crea un marco común para fomentar la eficiencia energética y promueve la implantación en todos los países miembros de los certificados blancos o certificados de ahorro energético.
En el caso de España, adapta esta directiva a través de la Ley 18/2014, de 15 de octubre, de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia. En ella se señala la posibilidad de establecer la emisión de Certificados de Ahorro Energético (CAE) “que resultan de la realización de determinadas actuaciones definidas en un catálogo y que cumplan los requisitos y condiciones que en dicho catálogo se establezcan”.
La cuestión es que ese catálogo todavía no ha sido definido, por lo que España cumple la directiva europea a través de otro mecanismo: el Fondo Nacional de Eficiencia Energética (FNEE).
La Directiva 2012/27/UE permite crear un Fondo Nacional de Eficiencia Energética como respaldo a las iniciativas nacionales de eficiencia energética, y esta es la vía que ha tomado España.
La finalidad de este fondo es financiar mecanismos de apoyo económico, financiero, formación, información, asistencia técnica, etc. para el fomento de la eficiencia energética en los distintos sectores consumidores de energía. De este modo, se contribuye a conseguir la meta de ahorro energético nacional que establece la mencionada directiva comunitaria.
El Real Decreto-Ley 23/2020 por el que se aprueban medidas en materia de energía y en otros ámbitos para la reactivación económica es continuista en la regulación de la eficiencia energética con el modelo de contribuciones al Fondo Nacional de Eficiencia Energética como única forma de cumplir las obligaciones, y, por el momento, postponiendo el sistema de certificados blancos por el que los sujetos obligados pueden sustituir el pago al Fondo por actuaciones directas en eficiencia energética.
Las empresas que obligadas a contribuir con el FNEE son:
Países como Italia o Francia ya existen modelos de certificados blancos. En el caso de Italia los certificados blancos se denominan TEE (titoli di efficienza energética) y abarcan cuatro tipos de acciones:
En cambio, en Francia los certificados blancos (certificat d´économie d´énergie) se llevan a cabo aplicando medidas reglamentarias o adquiriendo dichos certificados blancos a otras empresas que hayan cumplido con dicho mecanismo. También pueden pagar una cantidad al estado y los períodos en los que opera cada certificado son de 3 años.
En definitiva, los certificados blancos se consideran una obligación que deben cumplir las empresas suministradoras o distribuidoras de energía, como las encargadas del gas y la electricidad, para conseguir cierto ahorro energético en un tiempo estipulado.