Pese a ser uno de los elementos más fuertes utilizados en el mundo de la construcción con unas propiedades de resistencia a esfuerzos mecánicos y durabilidad extraordinarias, el hormigón no está exento de sufrir un desgaste que se traduzca en una merma de su esperanza de vida útil.
Si nos fijamos en los factores que determinan que una estructura de hormigón no pueda cumplir una vida útil mínima de 50 años en condiciones de seguridad existen dos claves principales:
Por tanto conseguir una estructura de hormigón armado duradera pasa por minimizar los errores en la fase de proyecto, prestar especial atención a la ejecución de la obra, de ahí la importancia de contar con un supervisor de la obra técnico y cualificado, y diseñar un programa de inspecciones técnicas periódicas personalizado que entre en vigor desde que la edificación entra en funcionamiento para reparar y corregir los desperfectos y patologías que aparezcan a lo largo del tiempo.
Atajar las patologías que sufre el hormigón lo más pronto posible una vez que manifiestan los primeros síntomas marca la diferencia a la hora de mantener la estructura con buena salud. Cuanto más tiempo pase mayor será la degradación del material y más costosa será la reparación necesaria.
De no contar con un programa de inspecciones técnicas periódicas cabe la posibilidad de que cuando se detecte la patología sea demasiado tarde como para ejecutar una acción correctiva y la única solución sea ya la demolición de la estructura. Aunque el peor de los escenarios pasa por un colapso inesperado de la edificación debido a una degradación no controlada, con el consiguiente peligro que esto entraña.
Las señales típicas de envejecimiento del hormigón a las que se debe prestar atención son:
En Ingenieros Asesores somos expertos en patologías de la construcción y además estamos integrados en ARPHO (Asociación de Reparación Refuerzo y Protección del Hormigón). Por eso somos los más indicados para asesorarle desde la fase de proyecto, mantener un programa de inspecciones técnicas y garantizar una larga vida a la edificación.