Dependiendo del tipo de edificación, los elementos estructurales de un edificio pueden cambiar. Cuando se habla de estructura principal se hace referencia al soporte que resiste las cargas que actúan sobre la construcción. Las cargas, al mismo tiempo, son los elementos que forman el sistema estructural: están vinculadas entre sí, inciden en la estructura y poseen una función clave en la integridad física de la edificación. La estructura de los edificios soporta tanto las cargas externas como aquellas que se generan por su propio peso. En definitiva, se puede decir que la estructura de los edificios es básicamente su esqueleto.
Los principales elementos en la construcción de un edificio paso a paso que son comunes a todo tipo de edificaciones son:
Como consecuencia del paso del tiempo y de la acción de agentes climatológicos como la lluvia, la radiación solar o el viento, es posible que los inmuebles sufran problemas como fisuras, humedades, desprendimientos, grietas, deformaciones o erosiones. Para evitar estas afecciones es vital el mantenimiento de las partes de un edificio de viviendas, en especial del mantenimiento y durabilidad de las estructuras.
Cualquier tipo de edificación requiere de un mantenimiento preventivo para hallar y evitar cualquier inconveniente estructural que pueda comprometer la durabilidad de la construcción. En España la Inspección Técnica de Edificios es el marco legal que revisa la salud de los edificios residenciales. Se trata de un examen técnico que tiene como finalidad identificar daños estructurales en un edificio e informar sobre el estado general de conservación, el grado de accesibilidad y su certificación energética.
Para poder pasar con éxito una ITE, es posible que previamente haya que llevar a cabo trabajos de refuerzos estructurales en edificios en las siguientes partes o elementos:
El diseño y cálculo de estructuras debe ser siempre lo más preciso posible, tanto para garantizar una construcción segura y estable, como para tener presente desde un principio la clasificación de los distintos elementos que van a componer el sistema estructural. En función de los materiales, el estado tensional y la geometría se pueden distinguir distintos tipos de elementos estructurales en un edificio.
En edificación, los materiales constructivos que se emplean son casi siempre los mismos. No obstante, existen combinaciones que funcionan muy bien, como las estructuras mixtas en hormigón y acero, comúnmente conocido como hormigón armado.
Las estructuras construidas a partir de la fusión de hormigón y acero poseen muy buena resistencia a las tensiones de tracción, a las cargas de compresión y a las fuerzas sobre cualquier estructura. Gracias a las cualidades técnicas de este material, su aplicación en construcción es muy diversa: se utiliza desde edificios residenciales hasta puentes, cimentaciones, puentes o muros de contención.
Se refiere al tipo de tensión para la cual dicho elemento estructural ha sido diseñado. Por ejemplo, para garantizar resistencia a un estado tensional de tracción se recomienda utilizar cables, membranas y tensores. En cambio, para la compresión la mejor opción es decantarse por pilares. En cuanto a la flexión, lo más aconsejable es la elección de vigas, arcos y forjados.
En función de la morfología, la cual define el comportamiento de los elementos estructurales bajo las cargas a los que están sometidos, se pueden diferenciar 3 tipos de elementos:
Los tres aspectos básicos del diseño estructural son la resistencia, la rigidez y la estabilidad. Para ello es determinante llevar a cabo previamente un estudio geotécnico para comenzar a tomar decisiones importantes como el tipo de cimentación o los principales elementos estructurales del edificio. Asimismo, en función de las cargas y la disposición y el empleo de diferentes materiales, se pueden dar diferentes sistemas estructurales. Estos conformarán el esqueleto que soportarán las cargas de la edificación.