La obra civil u obra pública engloba todos aquellos proyectos dedicados a la construcción y desarrollo de infraestructuras fundamentales para el correcto funcionamiento y bienestar de la sociedad. Suele tratarse de proyectos de gran envergadura y alto coste relacionados con carreteras, puertos, ferrocarriles, embalses, redes de alcantarillado… que el Estado se encarga de licitar y financiar.
Sin embargo no debe olvidarse que tan importante como tener un control en la fase de ejecución de la obra es tener en cuenta que las infraestructuras creadas necesitan un programa de inspecciones técnicas y trabajo de mantenimiento que garantice el buen estado de éstas y la seguridad de los usuarios a lo largo de su vida útil.
Los proyectos de obra civil conllevan intervenciones complejas como la construcción de viaductos, túneles, obras de modificación del terreno… elementos que por su naturaleza y los materiales de los que se componen son susceptibles de desarrollar patologías que disminuyan notablemente su durabilidad.
El hormigón armado cuenta con unas propiedades de resistencia a esfuerzos mecánicos y durabilidad extraordinarias. No obstante está expuesto a desgastes y patologías que pueden mermar sensiblemente su durabilidad. Debe tenerse en cuenta que todo hormigón desarrollará patologías a lo largo de su vida. Las más comunes en el hormigón endurecido son la aluminosis, el ataque del ion sulfato, la reacción árido-álcali y la carbonatación.
Una inspección técnica al hormigón debe detectar síntomas típicos de patologías o envejecimiento del hormigón de manera temprana para poder implementar acciones correctivas que saneen la estructura y la mantengan en condiciones óptimas. Algunas señales típicas a controlar son:
Las estructuras metálicas son otro elemento muy utilizado dentro de los proyectos de obra civil. Representan una solución muy utilizada en elementos lineales como vigas, tirantes o soportes. Poseen buenas propiedades físico-químicas y una más que aceptable durabilidad.
Pero no debe dejarse de lado que también son susceptibles de sufrir una degradación acelerada por agresiones físicas, mecánicas, biológicas, químicas y ambientales además de posibles errores en su diseño inicial. Este deterioro se traduce en la aparición de patologías que deben ser detectadas por una inspección técnica, como por ejemplo:
El punto positivo de las estructuras metálicas es que, salvo casos extremos, su reparación suele ser sencilla. En Ingenieros Asesores estamos convencidos que contar con un programa de inspecciones técnicas personalizado es una estrategia ganadora que permite evitar accidentes y costes de reparación elevados al permitir atajar las patologías en un estado inicial.